*Un mensaje de esperanza dirige el Obispo Juan Espinoza Jiménez
*Se hace hincapié en el engaño de satanás para confundir a nuestra sociedad
*La ideología de género, la justificación del aborto y las formas de presentar la sexualidad, entre los engaños del maligno
“Del poder de satanás y de las seducciones del mundo. Del orgullo y de la presunción de poder prescindir de Ti. De los engaños del miedo y de la angustia. De la incredulidad y de la desesperación. De la dureza de corazón y de la incapacidad de amar”, fueron las cinco peticiones que esta tarde-noche se dieron lectura en magna celebración de Corpus Christi, y que tuvo como respuesta unánime de los miles de presentes en la Plaza de la Patria de Aguascalientes, México, “Líbranos, Señor”.
Durante la concelebración, el Obispo de la Diócesis Juan Espinoza Jiménez transmitió la bendición y el saludo que envío el Papa Francisco a todo el pueblo, católicos y no creyentes.
El jerarca de la Iglesia Católica dirigió una emotiva homilía en la que subrayó la presencia de Jesús vivo en la Eucaristía, además de hacer hincapié en el mensaje de esperanza como piedra angular de dicha celebración que reunió a grupos de religiosas y religiosos, pero de manera especial a familias donde los jóvenes tuvieron una mayor presencia.
De manera especial se hizo hincapié en las ideas que nos alejan de Dios, como la ideología de género, el derecho al aborto, etcétera.
“El encuentro con Cristo en la fracción del pan es el punto de giro en el caminar: el cambio de rumbo decisivo que nos orienta ya no es Emaús, sino hacia Jerusalén; hacia la cruz, sí, pero con ella al cielo. Es por ello que es fundamental en la vida cristiana que nos dejemos encontrar con Cristo”, se expuso.
“La Eucaristía es la experiencia que hace que nuestros corazones vuelvan a arder, a encenderse para retomar nuestro caminar. Sin embargo puede suceder que en este caminar vayamos con Jesús, sí, pero sin reconocerlo, sin saber que camina siempre a nuestro lado, sobre todo cuando sentimos el peso, el fracaso de nuestra vida, por los problemas que vivimos”, planteó.
Se destacó: “Hay muchas personas que caminan sin rumbo, a tientas por el mundo. Se puede percibir y constatar el engaño del maligno que ha confundido a los hombres con tantas ideas que los alejan de Dios, ideologías demoniacas que buscan desestructurar a la persona, dividirla, aislarla. Por ejemplo, la ideología de género, la justificación del aborto como derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo, las múltiples formas de presentar la sexualidad constitutiva de todo ser humano que lo funda como tal”.
Se resaltó que solamente juntos, haciéndonos compañeros de Jesús “es como podemos ser rescatados de esta sociedad creciente y alarmantemente despersonalizada”.
Cuando la tentación de volver atrás por el desencanto, por no entender el plan de Dios; por pensar en la aparente impotencia de Dios ante tanta violencia y muerte, es cuando Jesús sale a nuestro encuentro en el camino. Camina con nosotros, nos cuestiona sobre nuestra vida, sobre la falta de fe para reconocerlo presente en el camino, se planteó.
“Toda la vida de Cristo fue una donación de servicio. La Eucaristía es el don supremo de su amor, es solo con este don supremo de su amor que la fraternidad puede hacerse nuevamente una realidad. Encender nuestros corazones en el amor a Dios y al prójimo. Esa es la verdadera religión; no la que se concentra sólo en ritos y oraciones: sino la que sale al encuentro del hermano”.
Y es que “cuando Cristo da el pan y el hombre lo recibe con fe, se va transformando en todo su interior, se va renovando hasta convertirse en un hombre nuevo, capaz de construir una nueva comunidad.